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miércoles, 12 de octubre de 2011

Maaaaa;teqú.

El color que al final escogí fue un melocotón muy palo, quedaría bien en la pared de aquel...lugar, que poco a poco iba pareciendo una habitación de verdad y no el cuchitril que me encontré cuando alquilé el piso. No pintaba perfectamente de arriba a abajo como, se supone, que hay que hacer sino todo lo contrario. Daba brochas verticalmente y horizontalmente y pasaba por algunos lugares dos veces, pero lo hacía adrede, quería que no quedara perfecto, que quedara como una pared vieja, pero bonita y sotisficada, a lo vintage. Daba pinceladas a mimo con la brocha de mi abuelo cuando empezó a sonar una de mis canciones favoritas en la radio, el único objeto presente de el cuarto. Al principio la cantaba casi murmullando, ni si quiera me oía Rocky, el perro que adopte de una perrera, pero poco a poco fui subiendo el tono y mi cuerpo no respondió cómo si aquello se tratara de fiebre de sábado noche. Me movía a ritmo de ''Dancing Queen'' de ABBA. La escena componía un pisillo con una de las habitaciónes con brochadas por toda la pared, una radio, y a mí, con unos calcetines rosas y blancos hasta un poco más de los tobillos, unos calzoncillos azules y una camiseta dónde se podían ver las siglas de ''sexo drogas y rock N' roll'' dándolo todo. Tras 3 minutos de espásmos melódicos por todo el piso, sonó esa mierda de timbre que tengo que no es un simple ''ding dong'' no no, es como una alarma de un submarino, y lo peor es que la persona que lo tocaba pudo hacerlo más de 15 veces el/la cabrón/a.
Todabía cansada y con el corazón en la garganta abrí la puerta y la sorpresa fue de todo menos ingrata. Él estaba al otro lado de la puerta, con una bolsa, la capucha puesta y un poco mojado porque aquella noche llovía.
–¿Qué hacías? –me miraba de arriba a abajo.
–Nada, ¿por?
–Porque pareces un perro hiperactivo.
–No esque estaba...pintando –mientras sonreía como una niña buena.
–¿Pintando?
–Si pintando...
Me observó de arriba a abajo de nuevo y con el rabillo del ojo vió una lámpara en el suelo que había tirado yo con mis danzas pocos segundos antes y ya de paso olló la radio puesta a todo volumen.
–Estabas bailando –una carcajada reventó en él.
–¿Que? no, no...
–No,no... –dijo conteniendo la risa.
–..¿qué haces aquí? –dije todabía cogiendo aire.
–He traido unos croissants ya que el otro dia no pudimos desayunar –señalando la bolsa que traía con él.
Que mono.. –Perfecto –dije.
–Olle..¿qué bailabas exactamente? porque debía de ser algo que te encantara, tanto cómo para tirar esa lámpara.
–Abba... –dije para el cuello de mi camiseta.
–¿Perdona?
–!ABBA!
–Jaja todo un clásico, yo lo hice la semana pasada.
–Jajaja ya claro.
–Totalmente en serio además, lo hago mejor que tú.
–¿Me estás vacilando?
–En absoluto.
–Está bien, bailemos pues.
–¿Ahora?
–Si, ahora.
–Estoy mojado...
–¿Acaso tienes miedo?
Pasó rápidamente y cruzó el salón hasta mi habitación a medio pintar, subió la radio al máximo y volvió a dónde yo me encontraba observándole con un tono de extrañeza. Todo ésto a una velocidad impactante. Entonces se quitó la chaqueta y la dejó sobre el sofá, se agitó un poco el pelo para secarlo un poco, cogió mis manos y las puso alrededor de su cuello y colocó las suyas sobre mi cintura, mas bien tirando hacia mi trasero. Se oía ''Wherever you will go'' de The Calling mientras nos mirábamos.
–¿Quieres bailar?
Bailamos durante un buen tiempo, él mojado hasta los huesos y yo con toda la cara llena de pintura color melocotón.

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